Aunque llegar no es tan fácil: su locación sigue siendo secreta
Esta semana ocurrió algo que todos los fans de Nintendo alguna vez desearon con toda su (tri)fuerza: que 84, el bar súper secreto y exclusivo para miembros limitados, habilite su entrada al público general.
Según publicó Bloomberg, 84 fue victima del mismo golpe económico que sacudió a toda la industria gastronómica del mundo: la pandemia. Con la crisis del COVID encima, su dueño se vio forzado a reestructurar las políticas del establecimiento, y decidió abrir las puertas de su bar —ahora reconvertido en Café— a toda persona que quiera ir. O mejor dicho, que pueda ir… porque su locación sigue siendo un misterio.
¿Pero por qué es tan importante este Café? ¿Por qué los fans de Nintendo —y de los videojuegos en general— mueren por conocerlo alguna vez?
Ubicado en el centro de Tokyo, 84 (pronunciado “hashi”) fue fundado en 2015 por Toru Hashimoto, un ex empleado de Nintendo que trabajó en la empresa desde 1984 hasta 1995. El Café se llama así como resultado de un juego de palabras del apellido de Toru (HASHImoto, puede escribirse como “84”, dado que 8 en japonés se dice “hachi”, y 4 “shi”), y el año en que ingresó en la compañia de videojuegos.
El restaurante comenzó como un modesto establecimiento donde Hashimoto podía juntarse con sus viejos amigos, organizar fiestas, sesiones de juegos de mesa, y pasarla bien. Además, como él no sabía cocinar bien, sólo invitaba a sus conocidos cercanos —para que no lo juzguen por la comida—. Así fue que el lugar se convirtió en un espacio limitado sólo para allegados.
¿Y cuáles eran sus allegados? ¡ Ex compañeros y empleados de Nintendo, claro! Así fue que el bar/restaurante comenzó a tener de habitué a personalidades como Masahiro Sakurai (Super Smash bros), Shigeki Morimoto (Pokémon), Takashi Tezuka (casi toda la franquicia de Mario y Zelda) y por supuesto, Shigeru Miyamoto.
La unica forma de entrar en 84 era siendo conocido de Hashimoto (y sabiendo la locación secreta, claro), o si algún miembro del bar te llevaba como acompañante. Al entrar como acompañante, podías asociarte, y luego de unos meses —y de cumplir unas reglas—, convertirte en miembro también.
Así el público se fue ampliando de boca en boca, respetando el misterio de su dirección, algo inpensable en esta época de hiperconexión e internet.
Así, los clientes habituales de 84 fueron creciendo desde empleados y diseñadores famosos de Nintendo, a artistas y demás celebridades de Japón.
El otro factor que ayudó a que 84 creciera en popularidad y se convirtiera en una leyenda urbana (pero real), fueron los artículos de colección que empezaron a adornar el establecimiento. Como Hashimoto había sido empleado de Nintendo, había logrado hacerce con varias chucherías en ese momento sin importancia, que luego colgó en su bar para despertar la nostalgia de sus ex compañeros.
Entonces sucedió lo inevitable: los diseñadores que iban, comenzaron a firmar los objetos, a la vez que llevaban otros ítems invaluables o hacían ilustraciones en la pared. Sin que nadie se lo propusiera, 84 se convirtió en el museo de Nintendo con más rarezas en todo el mundo.
Ya sabemos lo que se están preguntando: ¿ahora que el Café es público, cómo se hace para ir?
Aparentemente, hay dos formas. Una es haciendo una reserva previa —vaya uno a saber cómo— , entonces Hashimoto provee la dirección, bajo la promesa de no revelarla. La otra es encontrando el lugar directamente, lo cual no debe ser nada fácil. Sabemos que se encuentra en el barrio de Shibuya, centro neurálgico de Tokyo poblado de edificios. 84 no es un local a la calle, obviamente, sino que se encuentra en uno de esos (cientos) de edificios, ubicado a diez minutos a pie de la estación.
Hashimoto dice que encontrar 84 es como un juego en sí mismo, y que si un día lo muda, lo va a hacer sin decirle a nadie, así todas las personas pueden jugar de nuevo.
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