Miércoles, 21 Julio 2021 10:37

Death’s Door [REVIEW]

Death’s Door [REVIEW]

Sólo hay dos cosas seguras: la muerte y la burocracia

En múltiples mitologías, el cuervo es un ave asociada con la muerte. Ya sea como heraldo, vínculo o representación, el pobre bicho no zafa de tan sombría asociación. Y no sólo diferentes religiones han profundizado esta relación: ¿cómo olvidar el poema de Edgar Allan Poe sobre el pícaro cuervito “Never More”? Aprovechando esta (mala) fama, Death’s Door nos invita a ponernos plumas negras, un afilado pico y visitar una fantasía tan oscura como burocrática.

Antes que nada, que no los engañe la tierna apariencia del pequeño cuervo que controlamos. Es un agente de una letalidad soberbia que trabaja en una agencia sobrenatural. Allí se encarga de… “gestionar” los restos inmortales de aquellos a los que se les acabó el tiempo de vida. En otras palabras, estamos entrenados para recolectar a puro cortes y golpes las almas de los que están “pidiendo pista”.

Así, en un día normal de trabajo en el campo, cuando estamos a punto de terminar un trabajo asignado por la gerencia, las cosas se tuercen. No vamos a adelantar demasiado, pero en el último momento perdemos el alma y debemos volver a la oficina a dar explicaciones. En la Agencia nadie se quiere hacer cargo de este lío y es imperativo que lo solucionemos, porque estamos metidos en tremendo lío.

De esta forma, tendremos que atravesar diferentes mundos donde existen grandes almas que han burlado a la Muerte. Almas que se han corrompido a través de los siglos de vida eterna, degenerándose en seres monstruosos. Nuestra misión es cosecharlas y recuperar lo que es nuestro: un trabajo de nueve horas, con vacaciones pagas y obra social.

Como para morirse de lo bello

Primero que nada, no podemos evitar enamorarnos del arte de Death’s Door. Cada bioma entra por los ojos con un uso exquisito de la paleta de colores, que no sólo los diferencia entre sí, sino que además colabora con la creación del clima. Es un juego realmente hermoso.

En cuanto a lo jugable, nos encontramos con una fuerte inspiración en los viejos Zelda. Recorremos escenarios y mazmorras que invitan a la exploración y resolución de puzzles para acceder tanto a nuestros objetivos —romperle los huesos a un jefe final— como a lugares secretos. Esto está planteado de una manera en que todo el tiempo promueve prestar atención a los detalles del escenario.

Por suerte, la jugabilidad marida con el arte a la perfección. No nos atrevemos a categorizarlo como un RPG de acción, pese a que puede ser la primera impresión. Pero que no engañe esa vista isométrica, su vertiente rolera no está profundizada, solo saboreamos un tímido condimento. Por otra parte, tampoco se complica demasiado en ofrecer gran variedad o complejidad como juego de acción o hack & slash. ¿Esto es malo? No necesariamente, apuesta a lo simple y le sale bien. Claro que, en contraste con el resto de los apartados, se siente lo menos desarrollado.

Claro que, pese a mantener todo muy simple, la cosa funciona y muy bien. El combate es un disfrute total. Y si bien el personaje, sus habilidades y equipo pueden progresar, esta mecánica es bastante simple y no agrega muchas variables. En todo caso, las fortalece.

Eso sí, no podemos negar que con las diferentes armas y poderes se incorpora variedad a la mezcla. No mucha, pero lo suficiente para no decepcionar. Tanto cuerpo a cuerpo como a distancia, tenemos diferentes opciones que generan distintos efectos y estados, velocidades de ataque y alcance del daño. Todo esto redunda en un sistema que, pese a lo sencillo, resulta muy agradable por el excelente nivel responsivo y de pulido.


¡Croac, croac! ¡Always More!

A pesar de no ser un juego muy largo, es imposible que nos dure menos de diez horas, incluso más. Cada nueva habilidad nos invita a revisitar parajes ya recorridos, bien a lo metroidvania. Los enemigos, los mini jefes, los jefes y los secretos del juego están diseñados con un gusto impecable. No podía ser menos teniendo en cuenta el curriculum vitae del desarrollador.

Y es que los genios de Acid Nerve —creadores del estupendo boss rush Titan Souls— se han vuelto a superar. No es extraño que Devolver Digital, con su increíble olfato para las joyas indie, los haya agarrado de la mano para publicar este estupendo Death’s Door. Y cabe destacar que es un equipo conformado por dos personas, lo cual hace que toda esta hermosura de juego sea aún más meritoria. ¡Un indie tan hermoso que es para morirse!