Un “SÍ” rotundo al Indiana Jones procedural
“El profesor R. tomó carrera y —con la gracia de un bailarín— comenzó a saltar una por una las doce columnas que lo separaban del otro extremo de la sala. Aterrizó en un ruedo y mirando al frente. Sintió un sonido por debajo de él… “¡Clic!”, la baldosa era en realidad un interruptor. Inmediatamente se arrojó boca al piso y cuatro flechas pasaron a toda velocidad de un extremo a otro. Una llegó a rasgar su camisa. “Uff la próxima vez no tendré tanta suerte”, se dijo a sí mismo.
Aun así, se incorporó y avanzó a paso lento hacia la próxima sala. Una gran escalera rodeada de braseros descendía varios metros por delante. Desde la posición de R., se podían vislumbrar algunas trampas. “No son demasiado difíciles de evitar, no van a ser problema alguno”. Más equivocado no podía estar: el salón entero vibró y el polvo acumulado por cientos de años se sacudió de entre las pesadas piedras. El guardián del templo se ha enfadado y ahora está tras él”.
A priori, lo anterior parece un relato sacado de Indiana Jones pero nada está más alejado de la realidad: nuestro héroe no se llama “Indy”, sino que es el “Steam Id” de nuestro reviewer: “riBer_foreBer1988”.
Al mismo tiempo, lo relatado tampoco sucede en ninguna sala de cine, sino en Phantom Abyss, un lanzamiento Early Access publicado por Devolver Digital. Este título es un roguelike de plataformas, donde tenemos que sortear las trampas y obstáculos de gigantescos templos.
De esta forma, tenemos que sobrevivir a cada recorrido y robar las reliquias que encontremos. Así, una vez que alcanzamos el tesoro principal, podremos reclamar no sólo nuestra libertad sino la de un misterioso tótem que nos habla en el salón principal. Por otra parte, nunca vamos a recorrer dos veces el mismo sendero: cada run se genera de manera procedural y solo tenemos una oportunidad para completarlo.
Aun así, Phantom Abyss propone el modo de multijugador asincrónico. En cada comienzo —que serán miles porque las chances de morir son “nivel Dark Souls”— nos acompañarán los fantasmas de otros aventureros. Si bien no son más que el registro de los runs de otros jugadores, sus acciones influyen en nuestro recorrido. A tal punto que los cofres y trampas pueden ser activados por estos fantasmas. En ocasiones serán una guía valiosa, pero no debemos olvidar que al fin y al cabo son aventureros fallecidos. En otras palabras, sus trayectos nos conducen a la muerte.
Por supuesto, cada camino está compuesto del repertorio clásico de trampas que podemos esperar en un antiguo templo milenario. Desde estacas que salen del piso, pinches rodantes, plataformas que nos dejan caer y muchas más. Además, entre nosotros y las reliquias no solamente se interponen las trampas, sino también un guardián del templo.
Este último forma parte de la generación procedural y se vuelve más poderoso a medida que avanzamos. Por el momento, en este estado de early access, solamente hay tres: uno que dispara láseres, otro que nos persigue sin parar y otro que tira bombas venenosas. Por fortuna, cada tanto el templo nos da una manito, en forma de pequeños tótems ubicados al inicio y fin de cada sección. Esos son los lugares en donde podemos canjear las monedas que recolectemos por nuevas habilidades o restaurar puntos de salud.
Nuestra principal herramienta para sobrevivir es un látigo que permite engancharse de salientes y paredes para salir impulsados a gran velocidad. También nos permite abrir cofres y accionar trampas desde una distancia segura. Y si bien nuestro látigo inicial no puede hacer mucho más, a medida que obtenemos nuevas reliquias podemos desbloquear nuevos látigos. Cada uno de ellos posee bendiciones y maldiciones: por ejemplo, uno de ellos nos da más alcance a costa de velocidad. Otro, permite curarnos al pararnos cerca de los fantasmas, pero sufrimos daño cada vez que canjeamos monedas por una bendición.
Para ir cerrando, los desarrolladores dijeron que para el lanzamiento de la versión final falta al menos un año. Esto es un indicio de que, probablemente, reste añadir mucho contenido a la versión actual. Aun así, no es problema, Phantom Abyss es un juego duro que garantiza muchas horas de rejugabilidad. Claro, lo que para algunos es una puede ser visto como una virtud, para otros será un punto negativo y puede resultar frustrante. ¡Están advertidos!
Entonces, nos hacemos la pregunta del millón, ¿Se compra o no se compra? Si les apasiona el género, este juego garantiza decenas de horas de diversión, con lo cual su precio no debería ser un problema (ARS 959,20 al momento de publicar este artículo). De no ser el caso, queda sujeto a su evaluación, tanto si quieren gatillar el dinero ahora mismo o esperar a la versión final. Nuestro veredicto es que este título, como mínimo es para tener en la lista de deseados. Y, sin dudas, si llegara a tener un descuento “sabroson” Phantom Abyss automáticamente se transforma en un “SÍ” rotundo.
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